Jueves Eucarístico y Sacerdotal

Citas sobre eucaristía y sacerdocio

San Hilario de Poitiers, Tratado sobre el salmo 128 (JES)

“Tus hijos, como renuevos del olivo, alrededor de tu mesa. No dice que estarán en torno al convite sino en torno a la mesa. Pues se trata de la mesa del Señor, de la cual tomaremos el alimento, el pan vivo; el cual tiene esta virtud, que como él mismo vive, vivifique también a aquellos que lo reciben”. — San Hilario de Poitiers, Tratado sobre el salmo 128

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Cirilonas, Homilía (JES)

“ En lugar de aquella primera vid, que dio vinagre a su Señor (cf. Is 5,2), ha brotado para nosotros del seno de la Virgen la vid verdadera. Ésta es la vid que da de comer a los hombres y les comunica la vida. Ésta es la vid que consuela con su bebida las almas de los afligidos. Ésta es la vid que con su vino purifica al mundo del pecado. Él es el racimo de uvas que a la noche en el cenáculo, él mismo se ha exprimido y se ha entregado a los discípulos en el cáliz como…

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San Clemente de Alejandría, El Pedagogo (JES)

“Doble es la sangre del Señor: pues una es carnal, con la cual fuimos redimidos de la muerte; otra espiritual, con la cual fuimos ungidos. Y beber la Sangre de Jesús es esto: ser hecho partícipe de la incorrupción del Señor. Pues la fuerza del Verbo es el Espíritu, como la sangre lo es de la carne. Así como el vino se mezcla con el agua, así el Espíritu con el hombre. La mezcla [de vino y agua], es un convite para la fe… quienes son participes por la fe son santificados en cuerpo y alma”. — San Clemente de…

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Orígenes, Sobre el éxodo (JES)

“Conocéis vosotros, los que soléis asistir a los divinos misterios, como cuando recibís el cuerpo del Señor, lo guardáis con toda cautela y veneración, para que no se caiga ni un poco de él, ni desaparezca algo del don consagrado. Pues os creéis reos, y rectamente por cierto, si se pierde algo de él por negligencia. Y, si empleáis, y con razón, tanta cautela para conservar su cuerpo, ¿cómo juzgáis cosa menos impía haber descuidado su palabra que su cuerpo?”. — Orígenes, Sobre el Éxodo, Homilía 13,3.

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San Ignacio de Antioquía, Carta a los Romanos (JES)

“No siento placer por la comida corruptible ni por los deleites de esta vida. El pan de Dios quiero, que es la carne de Jesucristo, el del linaje de David; y por bebida quiero la sangre, de él, el cuel es caridad incorrumtible”. — San Ignacio de Antioquía, Carta a los Romanos

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San Ignacio de Antioquía, Carta a los Filadelfios (JES)

“Esforzaos, por lo tanto, por usar de una sola Eucaristía; pues una sola es la carne de Nuestro Señor Jesucristo y uno solo es el cáliz para unirnos con su sangre, un solo altar, como un solo obispo junto con el presbiterio y con los diáconos consiervos míos; a fin de que cuanto hagáis, todo lo hagáis seguán Dios”. — San Ignacio de Antioquía, Carta a los Filadelfios

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Elementos de la Corona de Adviento

En los días en que nos acercamos al inicio del Adviento podemos ir preparando su comienzo a través de una sencilla corona que poner en nuestro oratorio particular (ese rincón donde rezas). La corona de adviento tiene tres elementos fundamentales.

  1. Tal como dice la bendición de la corona de adviento los ramos verdes que significan la vida y la esperanza, y que son recogidos en el bosque, en la naturaleza. Es necesario evitar hacer una corona de adviento de ramas artificiales.
  2. Las ramas se disponen en forma circular, símbolo de la eternidad de Dios. El adviento nos recuerda que el Señor volverá para hacernos participar de esa vida divina que no tiene fin.
  3. Los cuatro cirios que se colocan en la corona son símbolo del incremento de la luz conforme se avanza en el Adviento. Mientras experimentamos en las horas del día un aumento de la sombra sobre la luz, nuestra esperanza nos dice que la luz siempre vencerá la tiniebla.

Esa corona, ya sin los cirios puede servir de pesebre para colocar el niño Jesús en Navidad, así que no olvides hacerla del tamaño adecuado a la imagen que tengas.

Bendición de la corona de Adviento

CAPITULO XXXVII
BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO

1235. La corona de Adviento o corona de las luces de Adviento es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad. Por medio de la bendición de la corona se subraya su significado religioso.
1236. La luz indica el camino, aleja el miedo y favorece la comunión. La luz es un símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona muestra la extensión gradual hacia la amplitud de las luces de Navidad. El color verde de la corona significa la vida y la esperanza.
1237. La corona de adviento es, pues, un símbolo de la esperanza de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte. Porque el hijo de dios se ha hecho hombre por nosotros, y con su muerte nos ha dado la verdadera vida.

I. Rito de la bendición en familia.

II. Rito de la bendición en la Iglesia.

I. Rito de la bendición en familia

1238. El ministro, al comenzar la celebración dice:

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
R/. Que hizo el cielo y la tierra.

Monición introductoria.
El ministro introduce la celebración con estas palabras u otra semejantes:

Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza.
El encender, semana tras semana, los cuatro cilios de la corona debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad.


1239. Uno de los presentes, o el mismo ministro, lee un breve texto de las sagrada escritura, por ejemplo:
Is 60,1: ¡Levántate y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del señor amanece sobre ti!

1240. Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días,
y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor,
que se avecina como luz esplendorosa
para iluminar a los que hacemos en las tinieblas
de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida,
tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque
y la adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar
el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta corona, con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines
con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo,
ilumina todas las oscuridades.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

Y se enciende el cirio que corresponda según la semana de adviento.

II. Rito de la bendición en la Iglesia

1241. La corona de adviento, que se ha instalado en la iglesia, se puede bendecir el comienzo de la misa. La bendición será después del saludo inicial, en lugar del acto penitencial.

Monición introductoria.
Después del saludo, el ministro dice:

Hermanos: al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la verdadera vida.
El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar nuestra de natural preparación para recibir la luz de la Navidad. Por eso hoy, primer domingo de Adviento, bendecimos esta corona y encendemos su primer cirio.


1242. Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días,
y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor,
que se avecina como luz esplendorosa
para iluminar a los que hacemos en las tinieblas
de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida,
tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque
y la adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar
el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta corona, con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines
con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo,
ilumina todas las oscuridades.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

Y se enciende el cirio que corresponda según la semana de adviento.

© Conferencia Episcopal Española.

ÚLTIMAS PUBLICACIONES, NOTICIAS Y COLABORACIONES

San Leandro

San Leandro de Sevilla, obispo y padre de la unidad en la Hispania visigodaHoy, 13 de noviembre, la Iglesia en España celebra la memoria litúrgica…

Proto-evangelio de Santiago

El Proto-evangelio de Santiago es un texto apócrifo del nuevo testamento. Se trata de una excepción dentro de los apócrifos ya que en él se contienen tradiciones que han pasado a la vida de la Iglesia y a la iconografía religiosa.

La presentación de María en el templo

Proto-evangelio de Santiago VII

VII1. Y los meses se sucedían para la niña. Y, cuando llegó a la edad de dos años, Joaquín dijo: Llevémosla al templo del Señor, para cumplir la promesa que le hemos hecho, no sea que nos la reclame, y rechace nuestra ofrenda. Y Ana respondió: Esperemos al tercer año, a fin de que la niña no nos eche de menos. Y Joaquín repuso: Esperemos.

2. Y, cuando la niña llegó a la edad de tres años, Joaquín dijo: Llamad a las hijas de los hebreos que estén sin mancilla, y que tome cada cual una lámpara, y que estas lámparas se enciendan, para que la niña no vuelva atrás, y para que su corazón no se fije en nada que esté fuera del templo del Señor. Y ellas hicieron lo que se les mandaba, hasta el momento en que subieron al templo del Señor. Y el Gran Sacerdote recibió a la niña, y, abrazándola, la bendijo, y exclamó: El Señor ha glorificado tu nombre en todas las generaciones. Y en ti, hasta el último día, el Señor hará ver la redención por Él concedida a los hijos de Israel.

3. E hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar, y el Señor envió su gracia sobre ella, y ella danzó sobre sus pies y toda la casa de Israel la amó.

FOTO DE PORTADA:
opusdei.org

Relacionado: Proto-evangelio de Santiago y Santoral y efemérides de Noviembre

La Santa Misa desde el canto gregoriano. Presentación.

“La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas” (Sacrosanctum Concilium 116).

Reconociendo el valor del canto gregoriano en sí mismo y en/para la Iglesia, dedicaremos desde el próximo sábado, víspera del comienzo del nuevo año litúrgico, un pequeño artículo semanal -durante «los tiempos fuertes» del año litúrgico- que nos acerque a la liturgia de la Misa dominical desde el canto gregoriano.

Los cantos de la misa se encuentran en el Graduale Romanum (1908), escritos en notación cuadrada negra sobre tetragrama, como lo fue, aunque con variantes tipográficas, desde la baja edad media. Esta notación, que señala las notas a cantar, no contiene en cambio aspectos rítmicos y fraseológicos –o al menos son escasos e insuficientes-. El Graduale Triplex (1979), un libro científico, añade a la edición vaticana dos notaciones adiastemáticas, pertenecientes a dos centros de notación musical diferentes. Por encima del tetragrama, en color negro, aparece la notación del códice Laon 239, único representante de la escuela de notación metense, escrito en torno al año 885. Por debajo, en color rojo, se encuentra escrita la notación de Saint Gall, recogida en varios códices de entre los siglos IX y XI. El más importante para nosotros será el códice de Einsidlen 121, escrito hacia el año 960. Estas notaciones no reflejan la altura exacta de los sonidos. En una época en la que la memoria estaba muy viva, la notación sirve para ayudar a recordar el canto, un canto que se conocía muy bien y estaba en la memoria de todos cuantos cantaban.

Podemos hablar de tres fases o proyectos en la composición de este repertorio, que tuvo lugar en la Galia, concretamente en el entorno de Metz, en la segunda mitad del siglo VIII: el proyecto textual, el estético y el retórico. El devenir del repertorio propició que en el siglo XIX, desde la Abadía de Solesmes, se comenzara el movimiento de restauración de las antiguas melodías, que debido al paso del tiempo, a la transmisión oral y a las nuevas modas, habían sido alteradas en diferente medida. Este movimiento, que no ha concluido, propició la elaboración de la editio typica del Gradual Romanum y de diferentes ediciones científicas, como el Graduale Triplex, ya mencionado.

La restauración de estas antiguas melodías, y más aún, el estudio de los neumas, nos permite no solo acercarnos a cómo pensamos que podía ser cantado este repertorio en el momento de escritura de los códices adiastemáticos, sino también a cómo proclamar correctamente la Palabra de Dios en un plano sonoro superior al de lo hablado.

El conocimiento de los signos neumáticos permite que podamos “acercanos” a la mente del cantor medieval. Al amanuense de los siglos IX y X no le interesaba plasmar sobre el pergamino ni la melodía, ni el valor, ni tan siquiera unos criterios ejecutivos; lo que le interesaba era traducir en signos el significado de un texto sagrado. Por todo esto es muy importante la semiología, la disciplina que estudia los neumas. El objetivo de esta es reconocer el signo para poder descubrir su significado.

En los siguientes enlaces se puede acceder a diferentes conferencias en las que se tratan aspectos relativos a la historia del canto gregoriano, el proyecto de composición al que anteriormente se aludía, la notación, la modalidad y el incremento del repertorio en época tardomedieval y moderna; temas que, desde la próxima semana, nos ayudarán a comprender mejor los artículos que nos introducirán a la Santa Misa desde el canto gregoriano.

Códice de Hartker (finales del siglo X). La imagen muestra la leyenda del proceso de composición del canto gregoriano. El Espíritu Santo, en forma de paloma, transmite las melodías a San Gregorio Magno (590-604), quien las dicta a un copista que escribe los neumas sobre una tablilla de cera.

Abdías, el profeta más breve

El 19 de noviembre, la iglesia conmemora al profeta Abdías. Uno de los justos del antiguo testamento que vivieron las promesas del Mesías.

«Con el escrito más breve de la Biblia, 21 versículos, Abdías se laza contra Edón, que se ha aprovechado de la destrucción de Jerusalén del año 586 a.C. para aumentar sus territorios: espera, por ello, el castigo del pueblo invasor y un resarcimiento de los daños sufridos» (E. Susi, «Profetas menores» en Diccionario de los santos, Madrid 2000, 1943).

LIBRO DEL PROFETA ABDÍAS

Visión de Abdías.

Esto dice el Señor Dios a Edón:
Hemos oído un mensaje del Señor,
un emisario ha sido enviado a los pueblos.
¡En pie! ¡Vamos a hacerle la guerra!
Mira, te hago pequeño
y despreciable entre las naciones.
Te ha engañado la arrogancia de tu corazón,
a ti, que habitas en los huecos de las peñas,
en la altura de tu morada.
Dices para tus adentros:
«¿Quién me echará por tierra?».
Aunque te eleves como el águila
y hagas tu nido en las estrellas,
de allí te echaré —oráculo del Señor—.
Si te vinieran por la noche
ladrones y salteadores
(¡cómo has sido arrasado!),
¿te robarían más de lo necesario?
Si te viniesen vendimiadores,
¿no dejarían algunos racimos?
Pero a Esaú lo han rebuscado,
le han descubierto sus tesoros ocultos.
Todos tus aliados te han rechazado
hasta tus fronteras.
Tus amigos te han
engañado y dominado;
los que comparten tu pan
te han puesto una trampa y dicen:
«Es incapaz de discernir».
Así pues, aquel día —oráculo del Señor—,
haré desaparecer a los sabios de Edón,
y la sensatez de la montaña de Esaú.
Se asustarán tus valientes, Temán,
de manera que no quedará ni un hombre
en la montaña de Esaú.
Por la violencia desplegada
contra tu hermano Jacob,
te cubrirá la vergüenza,
serás destruido para siempre.
El día que observabas a distancia,
cuando los extranjeros deportaban a su ejército.
Cuando los extranjeros llegaron a sus puertas
y echaron suertes sobre Jerusalén,
tú te portaste como uno de ellos.
No te regodees contemplando
el día de tu hermano,
el día de su desastre.
No te alegres por la ruina
de los hijos de Judá
el día de su desaparición.
No se desate tu boca
el día de su aflicción.
No te llegues hasta la puerta de mi pueblo
el día de su desastre.
No te regodees de su desgracia
el día de su ruina;
no te plantes en el atajo
para acabar con los que huyen;
no bloquees a los fugitivos
el día de su aflicción.
Pues llega el Día del Señor
contra todos los pueblos;
como hiciste, harán contigo,
te caerá encima la venganza.

Pues como bebisteis en mi monte santo,
beberán todos los pueblos sin parar;
beberán, tropezarán
y serán como si no fueran.
Pero en el monte Sión
quedará un resto santo;
y la casa de Jacob se apoderará
de los que la habían despojado.
La casa de Jacob será fuego,
la casa de José llama
y la casa de Esaú paja;
le darán fuego y lo consumirán.
No quedará ni un fugitivo
de la casa de Esaú.
Lo ha dicho el Señor.
Los del Negueb poseerán
la montaña de Esaú;
los de la Sefelá a los filisteos.
Poseerán los campos de Efraín
y los de Samaría; y Benjamín poseerá Galaad.
Y la multitud de los desterrados
de los hijos de Israel
poseerán el territorio de los cananeos
hasta Sarepta.
Y los desterrados de Jerusalén,
los que están en Sefarad,
poseerán las ciudades del Negueb.
Subirán triunfantes al monte Sión
para juzgar a la montaña de Esaú.
Y el Señor reinará.

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San Martín de Tours, padre del monaquismo latino

Cada 11 de noviembre la Iglesia celebra la memoria de San Martín de tours. Militar romano nacido hacia el año 317 en Sabaria, Panonia, de una familia pagana. Desde muy pronto vive en Pavía donde realiza estudios hasta que en contra de su voluntad es destinado por su padre, oficial romano, a la carrera militar.…

Santa Ángela de la Cruz

El 5 de noviembre de 1982 San Juan Pablo II beatificó a la Madre Ángela de Cruz. UNA CRUZ VACÍA «Ángela de la Cruz es un milagro que le ocurrió a Sevilla en el paso del siglo XIX al siglo XX; un milagro que sigue vivo, actual»1. Así es como uno de los biógrafos de…

VII Concilio de Toledo

El 18 de noviembre de 649, es convocado el VII Concilio de Toledo.

«En el quinto año del reinado de Chindasvinto (+653) -el dieciocho de octubre-, se celebró este concilio toledano que legisló en torno a diversos puntos de disciplina eclesiástica. Se promulgaron seis cánones, entre los que destacan el último, que establece en la capital del reino una especie de sínodo perpetuo -como el endemousion oriental-, al ordenar que -por reverencia al príncipe, honor de la sede regia y consuelo del metropolitano- los obispos vecinos están obligados a residir un mes cada año en Toledo, previo aviso del metropolita y excluida la época de la cosecha y de la vendimia. La preeminencia del metropolita de Toledo empieza a afirmarse, incluso por encima del resto de los metropolitanos hispanos, con esta corte episcopal que le rodeará continuamente. Los firmantes de las actas son los metropolitas de Mérida, Sevilla, Toledo y Tarragona, junto con veintiséis obispos sufragáneos de diversas provincias y 11 procuradores de otros tantos obispos» (Félix, María Arocena, Cánones litúrgicos de los concilios hispno-visigóticos, Barcelona 2017, 28).

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La fracción del pan

Traducción de M. Smyth, Ante Altaria (Cerf, Paris 2007) 131-133. En España, en la Galia y en Milán, la fracción se realizaba justo después de la contestatio, quizás a veces en relación con la epíclesis. Fue Gregorio el Grande quien transfirió la fracción romana después del Pater (Epist. IX, 12) al igual que en la…

Jornadas hispano-mozárabes

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La iglesia recuerda hoy a Santa Bonifacia Rodríguez Castro. Nació el 6 de junio de 1837 en Salamanca. Aprende el oficio paterno de la cordonería que le proporcionará a ella y a su madre el sustento necesario tras el fallecimiento del padre. Trabajadoras piadosas, Bonifacia se siente inclinada a la vida religiosa en las dominicas…

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Oración por los difuntos

Oracional con todo lo necesario para la celebración de la Novena de difuntos o de las benditas ánimas: en casa, en la parroquias o en el cementerio; en torno a la conmemoración de los difuntos, tras la muerte de un familia o conocido o en la fecha en que se conmemora su defunción. Salmos de meditación, lecturas bíblicas y preces para ayudar a la celebración comunitaria. Además, para aquellos lugares en que es costumbre que los laicos dirijan el último adiós al cuerpo del difunto ante el sepulcro, se presenta un formulario de exequias. Se completa este oracional por los difuntos con algunas oraciones procedentes de otras liturgias como la hispano-mozárabe o de autores antiguos. Esta obra pretende ser un instrumento pastoral y litúrgico para las parroquias.

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Oración por los difuntos

Oracional para el rezo de la novena de difuntos, exequias en el cementerio y otras oraciones por los difuntos. Buen material pastoral y litúrgico.