Las lágrimas y la constancia de una madre

La familia de la Orden de San Agustín se viste de fiesta. Mañana 28 de agosto se celebra su gran fiesta. Y como si de nuestros pequeños pueblos se tratara, que celebran junto a la fiesta patronal un día de recuerdo a quienes nos dieron la vida, la cultura y la fe, los hijos de San Agustín hoy recuerdan a quien le dio la vida y le introdujo hacia la vida eterna: Santa Mónica.

Santa Mónica nació en Tagaste en el año 311, casada con un pagano que le era infiel tiene tres hijos: Navigio se casó y tuvo hijos; Perpetua se casa, enviuda y se hace religiosa; y Agustín, el que haría derramar a Monica muchas lágrimas. Ella previno al que llegaría a ser obispo de Hipona y uno de los santos más sabios de la historia de la Iglesia, contra las inmoralidades del mundo en el que vivía y contra la herejía maniquea a la que se había convertido en búsqueda de la verdad. Sus lágrimas y sufrimientos le merecieron el premio de la conversión de su hijo y de la santidad reconocida.

San Agustín escribe de ella en sus Confesiones:

De modo, Señor, que desde aquella edad ya creía yo en Vos juntamente con mi madre y toda nuestra familia, exceptuando a mi padre solamente, cuyo respeto y autoridad nunca preponderó en mi estimación a la que yo tenía y hacía de la piedad de mi madre; y así no pudo él con su ejemplo apartarme del creer en mi Señor Jesucristo. Y por otra parte ponía mi madre toda su atención en procurar que a Vos, Dios mío, os tuviese por mi padre verdadero, más bien que al que me había engendrado. Y Vos, Señor, la ayudabais, haciendo que su dictamen y piedad prevaleciesen en mí, respecto de la autoridad y ejemplo del varón a quien ella no obstante obedecía y servía, siendo mejor que él; porque conocía que en esto os servía y obedecía a Vos, que se lo mandabais.

San Agustín, Confesiones, Libro I, 17.

Mas ¡ay de mí!, ¡ay Dios mío!, ¿cómo me atrevo a decir que Vos callabais, cuando yo me iba alejando más y más de Vos?, ¿acaso es verdad que callabais Vos, Dios mío, y no me llamabais? Pues ¿cuyas, sino vuestras, eran aquellas voces que resonaban en mis oídos, pronunciadas por boca de mi madre, fiel sierva vuestra, aunque nada de lo que me decía llegase a penetrar mi corazón, ni yo lo pusiese por obra? Porque bien me acuerdo de que mi madre deseaba mucho cogerme a solas, para amonestarme muy seria y encarecidamente (como lo ejecutó), que no tuviese trato ilícito con mujer alguna, y especialmente con mujer casada; pero a mí me parecían éstos unos consejos mujeriles, a los cuales me daría vergüenza obedecer. Mas ellos eran recados y avisos vuestros que mi madre me llevaba, y yo no lo conocía. Juzgaba yo que Vos estabais callando cuando mi madre me hablaba, y no cesabais de llamarme por su boca; y despreciándola yo, Vos erais en ello el despreciado por mí, siendo yo un infeliz siervo vuestro, hijo de una sierva vuestra.

San Agustín, Confesiones, Libro II, 7.

LITURGIA AGUSTINIANA

En la solemnidad de San Agustín que celebrarán mañana los agustinos, la liturgia de palabra ofrece una secuencia ad libitum (opcional). Recordemos que las secuencias son composiciones poéticas que nacieron unidas al Aleluya y que en la actualidad se recitan después de la segunda lectura. La liturgia actual conserva cuatro secuencias: Victimae Paschali del domingo de Pascua y su octava, Veni Sancte Spiritus del domingo de Pentecostés, Lauda Sion Salvatorem en la solemnidad del Corpus Christi y Stabat Mater en la memoria de la Virgen de los Dolores.

Dejamos a continuación la secuencia de San Agustín que nos sirve para la oración de estos días. Podemos dividirla en cuatro partes: I. La conversión; II. El combate contra las herejías; III. La regla religiosa que compone; IV. Su muerte; V. Elogio y gloria.

SECUENCIA (Ad libitum)
I. De un abismo de tinieblas
Brota una luz esplendente
Que hoy para el mundo fulgura.

Agustín, el que había sido
Presa del error, es dado
Como un honor a la Iglesia.

A la llamada divina,
Abraza la fe, y se acerca
A la fuente del bautismo.

II. Con elocuencia combate,
Y en sus escritos condena
Sus pasados extravíos.

Confirma la fe; modela
Las costumbres; su palabra
Destruye el error y el vicio.

Enmudece Fortunato,
Ceden Manes y Donato
Al fulgor de su palabra.

Aquel mundo en decadencia,
Ebrio de opiniones vanas
Y turgente de herejías,

Fruto abundante comienza
A producir, cuando esparce
La fe, Agustín, por el orbe.

III. Según norma de los fieles
De Jerusalén, ajusta
La vida del monacato.

Pues sus hermanos vivían
En común, sin nada propio
Que considerasen suyo.

IV. Para salvación del hombre
Él cultivó de por vida
las virtudes: murió anciano,
Y reposó con sus padres.

Nada dejó en testamento
Quien nada propio tenía,
Pues los bienes reputaba
Comunes con sus hermanos.

V. Salve, modelo de sabios,
De Cristo luz, voz celeste,
Pregonero de la vida,
Lumbrera de los doctores.

Los que Padre te proclaman,
Teniéndote como guía,
Consigan la vida eterna
En la gloria de los santos.
Amén.

PARTE I

«El alma tengo abrasada». En la Transverberación del corazón de Santa Teresa de Jesús

¿QUE ES LA TRANVERBERACIÓN?

Extasis de Santa Teresa de Bernini en la Iglesia de Santa de la Victoria (Roma)

La liturgia del Carmelo Teresiano recuerda hoy la Transverberación de la Santa Madre Teresa de Jesús. La escena, inmortalizada por Bernini en la iglesia de Santa María de la Victoria en Roma, nos la cuenta ella misma en el libro de su Vida: «Veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal… Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios… Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento»1.

LITERATURA Y ARTE PARA LA ORACIÓN

SEGUNDA LECTURA DEL OFICIO DE LA MEMORIA

De la Llama de amor viva de san Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia
(Llama B, canc. 2, 24. 9. 12. 8: EDE, 2008)

Me heriste el corazón

En el libro del Deuteronomio dice Moisés que nuestro Señor Dios es fuego consumidor, es a saber, fuego de amor. El cual, como sea de infinita fuerza, inestimablemente puede consumir y con gran fuerza abrasando transformar en sí lo que tocare; pero a cada uno abrasa como le halle dispuesto; a unos más, a otros menos, y también cuando él quiere y cómo y cuando quiere. Y, como él sea infinito fuego de amor, cuando él quiere tocar al alma algo apretadamente, es el ardor del alma en tan sumo grado de amor, que le parece al alma que está ardiendo sobre todos los ardores del mundo. Y, como quiera que este fuego divino tenga transformada en sí la sustancia del alma, no solamente siente cauterio, mas toda ella está hecha un cauterio de vehemente fuego.
Y es cosa admirable y digna de contar que, con ser este fuego de Dios tan vehemente consumidor, que con mayor facilidad consumirá mil mundos que el fuego una raspa de lino, no consuma y Ajabe los espíritus en que arde; sino que a la medida de su fuerza y ardor los deleite y endiose, ardiendo en ellos suavemente por la pureza de sus espíritus. Porque en estas comunicaciones, como su fin es engrandecer al alma, no la aprieta, sino ensánchala; no la fatiga, sino deléitala y clarifícala y enriquécela.
Y así, la dichosa alma que por grande ventura a este cauterio llega todo lo sabe, todo lo gusta, todo lo que quiere hace y se prospera y ninguno prevalece delante de ella, ni le toca, porque esta es de quien dice el Apóstol: El espiritual todo lo juzga, y él de ninguno es juzgado. [Y en otro lugar]: El Espíritu todo lo rastrea, hasta los profundos de Dios.
Acaecerá que el alma sienta embestir en ella un serafín con un dardo herbolado de amor encendidísimo, traspasando esta ascua encendida del alma, o, por mejor decir, aquella llama, y cauterízala subidamente. Y entonces siente el alma en la sustancia del espíritu, como en el corazón del alma traspasado.
Pocas almas llegan a esto; mas algunas han llegado, mayormente las de aquellos cuya virtud y espíritu se había de difundir en la sucesión de sus hijos, dando Dios la virtud y valor a la cabeza, según había de ser la sucesión de la casa, en las primicias del espíritu.
¡Oh dichosa llaga, hecha por quien no sabe sino sanar! ¡Oh venturosa y mucho dichosa llaga, pues no fuiste hecha sino para regalo y deleite del alma! Grande es la llaga, porque grande es el que la hizo; y grande es su regalo, pues el fuego de amor es infinito, y se mide según su capacidad. ¡Oh, pues, regalada llaga!, y tanto más subidamente regalada cuanto más en el centro íntimo de la sustancia tocó el cauterio de amor, abrasando todo lo que se pudo abrasar para regalar todo lo que se pudo regalar.

HIMNO DE VÍSPERAS

Hiere más, Esposo amado,
hiere más, hiere más,
que así la vida me das.

En tan amoroso herir,
solo tú has podido hallar
un morir que es alentar
y un matar que no es morir.
Expirar para vivir
fraguando en tu herida estás;
sabroso haces el sentir;
hiere más, hiere más,
que así la vida me das.

Con ese dardo encendido
logró tu amor sus hazañas,
bien lo sienten mis entrañas
hasta donde me has herido.
Ya está el corazón partido,
mas siempre uno lo hallarás;
y pues triunfas del vencido,
hiere más, hiere más,
que así la vida me das.

UN SONETO DE LOPE DE VEGA

Herida vais del Serafín, Teresa,
corred al agua, cierva blanca y parda,
que la fuente de vida que os aguarda,
también es fuego, y de abrasar no cesa.

 ¿Cómo subís por la montaña espesa
del rígido Carmelo tan gallarda,
que con descalzos pies no os acobarda
del alto fin la inaccesible empresa?

Serafín cazador el dardo os tira,
para que os deje estática la punta,
y las plumas se os queden en la palma.

Con razón vuestra ciencia el mundo admira,
si el seráfico fuego a Dios os junta,
y cuanto veis en él, traslada el alma.

Josefa de Bidos. 1672 Óleo S/ tela. 108 X 140.Iglesia de Cascais. Portugal.
Rubens. Grabado de Sta. Teresa de Ávila de rodillas ante Cristo.
IMÁGENES

Fotos e información en:

https://www.flickr.com/photos/avilas/7669781346
Anónimo, Óleo, S. XVIII. Museo de Arte Virreinal del monasterio de San José y Santa Teresa. Arequipa, Perú.
Atribuido a Alonso del Arco. La transververacion de Sta. Teresa.1750, Óleo S/ tela. Colección Particular, Filadelfia.
Escuela de Cuzco. 1690. Óleo. Convento del Carmen San José, Santiago, Chile
Gian L. Bernini. Transveveración de Santa Teresa de Jesús.

1 Breviario Carmelitano. Monición a la memoria de la Transverberación.

San Luis de Francia. Cruzado, franciscano y rey justo

UN DÍA COMO HOY…

… el 25 de agosto de 1270 fallecía el Rey de Francia, franciscano de la tercera orden y cruzado, Luis IX. Hijo de Luis VIII de Francia y de Blanca de Portugal. Tras una grave enfermedad en que hizo voto de ir a Tierra Santa, no quiso conmutarlo por otra penitencia -práctica habitual entre los señores de su clase- y acudió a Tierra Santa. La experiencia de la Cruzada en Tierra Santa se volvería a repetir en una segunda ocasión en la cual una epidemia extendida en el campamento acabaría con su vida.

Se le representa a menudo con la corona de espinas en la mano haciendo alusión a su adquisición en las cruzadas y la posterior construcción de la Santa Capilla de París que albergaba diferentes reliquias de la cristiandad.

LA CRUZADA, MOMENTO DE CONVERSIÓN

Los años de la cruzada dieron un profundo cambio a la vida de Luis IX. Hacerse cruzado, en efecto, no significaba solamente ir a la guerra contra los infieles: se trataba también y sobre todo de una experiencia religiosa que se traducía en un estilo de vida penitencial y en la exigencia de un mayor rigor moral. Es posible constatarlo en las decisiones tomadas por el soberano en 1247, antes de partir para Oriente, y de modo particular en la gran investigación llevada a cabo por él para reprimir los abusos de la administración real: fueron enviados inspectores, elegidos a menudo entre los miembros de las órdenes mendicantes, a todos los dominios reales para recoger las quejas de los súbditos que se creían perjudicados o tratados injustamente por los agentes del rey. Era como si hubiera querido extender a sus funciones las exigencias de purificación y expiación que trataba de practicar en su vida privada1.

TRES CURIOSIDADES FAMILIARES

I. Como curiosidad de piedad por las cruzadas, ya el abuelo de Luis IX, Alfonso VIII de Castilla, pidió al papa Inocencio III la predicación de una cruzada contra el dominio en la península ibérica del califa almohade Muhámmad an-Násir, al que derrotaría en la conocida batalla de las Navas de Tolosa (1212).

II. Alfonso de VIII de Castilla que quiso recuperar la cristiandad para la península tuvo dos nietos santos: de su hija Blanca casada con el rey Luis VIII de Francia, Luis IX; y de su hija Berenguela casada con el rey Alfonso IX de León a Fernando III. Por tanto, San Luis IX de Francia y San Fernando III de Castilla y León son primos.

III. Un nieto de San Luis IX de Francia fue el primer duque de Borbón y fundador de la dinastía del mismo nombre. Se trata del duque Juan I de Borbón hijo de Roberto, Conde de Clermont (décimo hijo del rey) y Beatriz de Borbón.

1 A. Vauchez, «Luis IX» en Diccionario de los santos, Madrid 2000, 1505.

Santa María Reina y el ciclo litúrgico de la Virgen Inmaculada

LA INMACULADA REINA DEL CIELO
EL ARCA DEL REY
EL ARCA Y EL ENEMIGO

San Óscar Romero. ‘Resucitaré en el pueblo salvadoreño’

Conferencia impartida en el contexto del ciclo ‘Perfiles Espirituales’ del Centro Teológico San Agustín (Real Centro Universitario Escorial – María Cristina) en El Escorial (Madrid). Algunos de los días más importantes en la vida de San Óscar Romero:

El oleo de San José de San Andrés Bessette

Foto: catholicsun.org San Andrés Bessette (1845-1937) fue un religioso canadiense de la Congregación de la Santa Cruz que fundó el oratorio de San José. Nació el 9 de agosto de 1945 en la zona de Quebec. Huérfano a los doce años de edad, trabaja en diferentes lugares y oficios hasta que el párroco, viendo su…

Fray Luis de León

Foto: estandarte.com Fray Luis de León nació en Belmonte (Cuenca) el 15 de agosto de 1527. Hijo de Lope Ponce de León, letrado de Corte, y de Inés de Varela. Entre sus ascendientes paternos se encontraban algunos condenados por falsos judeoconversos. Así este estigma familiar le acompañará también a él. Tutelado por un tío suyo,…

Las devociones de San Bernardo de Claraval

Al hermano Pablo de María, amigo cisterciense

El 20 de agosto de 1153, en el monasterio cisterciense de Clavaral, muere Bernardo, fundador del monasterio, impulsor de la orden cisterciense, místico, predicador de la segunda cruzada, canonizado por Alejandro III en 1174 y declarado Doctor de la Iglesia en 1830 por Pío VIII.

Nació en 1091 en Fonaines-lès-Dijon, en Borgoña. De familia bien situada pues su padre era vasallo del Duque de Borgoña fue enviado a estudiar con los canónigos regulares de Saint-Vorles. Ingresa en 1112 en el monasterio de Cîteaux, fundado tan solo catorce años antes por Roberto de Molesmes, pretendiendo una renovación de la regla benedictina. Solamente tres años después, el abad Esteban le encarga la fundación de un nuevo monasterio en Claraval. Comienza desde aquí un vida dedicada a la expansión del Císter fundando numerosos monasterios, entablando correspondencias con personajes importantes de la época, además de ocuparse de la defensa de la fe contra los cátaros y contra las teorías del docente parisino Pedro Abelardo.

LA DEVOCIÓN MARIANA DE BERNARDO DE CLARAVAL

La fiesta de San Bernardo dentro de la octava de la Virgen de agosto (15-22 de agosto) nos ayuda a no olvidar la profunda devoción a la Virgen que profesó San Bernardo. Excluyendo alguna carta, su primer escrito, Missus est, versa sobre la anunciación a María que la sitúa como la estrella del mar que conduce a Cristo. El Papa Benedicto XVI recogió esta devoción de San Bernardo en una de sus catequesis de los miércoles:

Benedicto XVI, Audiencia general del 21 de octubre de 2009

En otro célebre Sermón en el domingo dentro de la octava de la Asunción, el santo abad describe en términos apasionados la íntima participación de María en el sacrificio redentor de su Hijo. «¡Oh santa Madre —exclama—, verdaderamente una espada ha traspasado tu alma!… Hasta tal punto la violencia del dolor ha traspasado tu alma, que con razón te podemos llamar más que mártir, porque en ti la participación en la pasión del Hijo superó con mucho en intensidad los sufrimientos físicos del martirio» (14:  PL 183, 437-438). San Bernardo no tiene dudas:  «per Mariam ad Iesum«, a través de María somos llevados a Jesús. Él atestigua con claridad la subordinación de María a Jesús, según los fundamentos de la mariología tradicional. Pero el cuerpo del Sermón documenta también el lugar privilegiado de la Virgen en la economía de la salvación, dada su particularísima participación como Madre (compassio) en el sacrificio del Hijo. Por eso, un siglo y medio después de la muerte de san Bernardo, Dante Alighieri, en el último canto de la Divina Comedia, pondrá en los labios del Doctor melifluo la sublime oración a María:  «Virgen Madre, hija de tu Hijo, / humilde y elevada más que cualquier criatura / término fijo de eterno consejo, …» (Paraíso 33, vv. 1 ss).

SAN BERNARDO Y EL CORAZÓN DE JESÚS

A pesar de que la devoción al corazón de Jesús no se formalizaría hasta siglos más tarde, San Bernardo escribe sobre los secretos del corazón de Jesús en una de las más bellas frases de la historia de esta devoción. Como curiosidad, el Beato Bernardo de Hoyos (1711-1735), vidente del corazón de Jesús, lleva el nombre del santo del día de su bautismo: San Bernardo de Claraval.

San Bernardo de Claraval, Sermones sobre el Cantar de los Cantares

El secreto de su corazón se está viendo por las aberturas de su cuerpo. ¿Qué dificultad hay en que se muestren las entrañas de Dios a través de las llagas? Porque nada hay, Señor, que haga ver que eres suave, manso y de mucha misericordia como estas heridas.


Soplos del Espíritu y consejos de los cristianos de ayer para los de hoy


Nos hacemos eco de un texto de las catequesis de San Cirilo de Jerusalén. Se trata de la Procatequesis: una introducción a las 23 catequesis del santo obispo de Jeruslén. Aunque el texto está destinado a los que van a recibir el bautismo, bien podría valernos a nosotros. Nos detenemos en el numeral 9 de la procatequesis.

«CUANDO SEAS INSUFLADO O EXORCIZADO»

El gesto de insuflar, de hacer un soplo, sobre el catecúmeno está unido al exorcismo: insuflar es exorcizar. Así nos ha llegado en el Ritual Romano vigente antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, y que los primeros libros ad experimentum de esta reforma conservaban para el bautismo de niños:

3. El celebrante sopla suavemente tres veces en la cara del niño (de la niña), y dice una sola vez:
Retírate de este niño, espíritu inmundo, y deja el lugar al Espíritu Santo Paráclito.

El soplo ritual expulsa todo lo malo para quedarse con el Espíritu Santo que va a venir a través de los ritos bautismales. San Cirilo compara este proceso al de la purificación del oro: en fuego (símbolo del Espíritu), el soplo que azuza ese fuego hace crecer el temor de los malos espíritus.

LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA

Ignoramos si existía un rito de velación del rostro, pero lo que desde luego intenta transmitir este texto es la importancia de la salvación a través de la palabra: «El hecho de estar velados los ojos no impide que la salvación entre por los oídos». Todo rito es un velo a los ojos porque no vemos lo que en realidad ocurre con la eficacia de la palabra y el gesto; pero ello no nos debe hacer dudar de que el rito hace realidad lo que representa.

TRES ACTITUDES DEL CATECÚMENO (y de todo cristiano para el s. XXI).
  1. «Que tus pies corran presurosos a la catequesis». Desear la catequesis, desear saber más de Dios, de la Iglesia, de sus ritos, de la espiritualidad… una actitud que sin duda es necesaria en el s. XXI. La mezcla de culturas y religiones en nuestro entorno con toda clase de teorías espirituales en muchos casos nocivas para nuestra mente hace muy necesario hoy correr presurosos para aprender más de nuestra fe.
  2. «Recibe con empeño los exorcismos». No creemos en el poder del mal sobre nosotros; pensamos que es una quimera que se inventaron antaño. Sin embargo, el espíritu del mal sigue cogiendo nuestros corazones y necesitamos expulsarlo de nosotros.
  3. «Mantengámonos en la esperanza». Como dice San Cirilo a través del Espíritu el demonio huye y nosotros permanecemos en la esperanza de la vida eterna. La esperanza y la fe están unidas como dos caras de la misma moneda: mi fe en la vida eterna me hace esperar; la esperanza de la vida eterna me hace creer. Mantenerse en la contemplación de la venida de esa vida eterna hace que pongamos todo nuestro empeño en conseguirla.

Cruz, arqueología y santidad: Santa Elena de Constantinopla

Constantino y Elena

Hoy, según el calendario romano, la Iglesia recuerda a Santa Elena, madre del Emperador Constantino. Las iglesias orientales la recuerdan junto a su hijo el 21 de mayo. A pesar de pertenecer a una familia humilde llega a ser esposa del tetrarca Constancio Floro. Se divorcia de ella cuando necesita por motivos de estado contraer otro matrimonio. Su hijo Constantino la hará volver a la corte. Elena de Constantinopla destaca por su la búsqueda de los lugares santos mandando hacer excavaciones para encontrar la verdadera cruz de Cristo, hecho que se celebrará a partir de entonces el 3 de mayo, fiesta de la Invención de la Santa Cruz. Este hecho -las excavaciones- la han hecho patrona de los arqueólogos.

Eusebio de Cesarea, en la obra dedicada a Constantino, hace referencia a su vida de piedad y entrega a Dios:

«La madre del emperador ensalzó con edificaciones sublimes el recuerdo del  ascenso a los cielos del Salvador del universo, sobre el monte de los Olivos, erigiendo arriba en la cumbre, junto a la misma cima del monte, el sacro recinto de  una iglesia. También allí fundó un oratorio en honor del Salvador que en ese lugar  se detuvo, toda vez que un relato fidedigno sostiene que en ese lugar, en la  misma cueva del Salvador del universo, inició a sus discípulos en los arcanos misterios. Igualmente enalteció el emperador ahí mismo al rey universal con  toda suerte de acicaladas ofrendas. 
Ahí están, pues, las dos venerables y magníficas iglesias, dignas de perpetua memoria, que la augusta Helena, madre religiosísima de un religiosísimo emperador, fundó como testimonio de su reverente sentimiento, en honor de Dios su salvador, sobre las dos místicas cuevas, cooperando su hijo con el subsidio de su poder imperial. No tardó la anciana en recoger su merecido fruto: una vez recorrido con felicidad colmada todo el arco de su vida «hasta el umbral mismo de la vejez» , después de haber repartido de palabra y obra las bien floridas simientes de los preceptos redentores, y después, cuando ya había consumado una vida así, en sosiego e indolora, disponiendo todavía de todo el vigor del cuerpo y del alma, halló, por todo esto, un final digno de su piedad, y la recompensa justa, incluso en el mismo decurso de su vida. Porque, efectivamente, al tiempo que recorría todo el Oriente con el boato de la autoridad imperial, mil dones repartió a los habitantes de cada ciudad en su conjunto, o individualmente a todo el que se le acercaba; mil dones distribuyó con liberal mano a los contingentes militares; incontable es cuanto dio a los pobres, desnudos y abandonados, a unos haciendo entrega de cantidades de dinero, a otros proveyendo abundantemente para el abrigo de sus cuerpos; libertó a no pocos oprimidos por los padecimientos de las cárceles y de las minas, rescató a otros sometidos al abuso de la prepotencia, y hubo quien fue traído del destierro. En posesión de una gran nombradía por tales obras, no descuidó por ello la otra piedad, la que se debe a Dios: dejábase ver por todos yendo asiduamente a la iglesia, y ornaba con espléndidos objetos las casas de oración, sin jamás pasar por alto los templos de las ciudades más pequeñas. En suma, podía verse a aquella dama admirable mezclarse con la multitud en grave y severa indumentaria, y hacer patente su fe en Dios mediante cualquier acción piadosa a su alcance. 
Cuando, tras haber llenado un espacio de vida bastante largo, fue llamada a una mejor suerte, a la edad aproximadamente de ochenta años, estando ya  justo al límite, otorgó su última voluntad declarando por testamento herederos a  su hijo unigénito, único emperador y señor del universo, así como a los césares, hijos de éste y nietos suyos, distribuyendo entre cada uno de ellos las propiedades personales que poseía repartidas por todo el imperio. No bien hubo testado de  esta manera, clausuró el final de su vida, estando presente y a su lado el noble hijo que la asistía y la cogía de las manos; de modo que, si bien se piensa, a uno podía razonablemente parecer que aquella tres veces bienaventurada no murió, antes bien experimentó en toda la acepción del término el cambio y la transmigración de la vida terrenal a la celeste. Pues es lo cierto que los elementos primigenios de su alma veníanse a transformar en la esencia incorruptible y angélica, y era acogida por su Salvador».

Eusebio de Cesarea, Vita Constantini, III. 43-47. Traducción tomada de: Martín Gurruchaga (tr.), Eusebio de Cesarea. Vida de Constantino, Ed. Gredos (Madrid 2010).

15 de agosto. Asunción de la Bienaventurada Virgen María

SUBSIDIO LITÚRGICO PARA LA SEDE

  • TEXTOS DEL LIBRO DE LA SEDE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA DE LA MISA DE LA VIGILIA Y DEL DÍA
  • ANTÍFONAS DE ENTRADA Y COMUNIÓN
  • CITAS Y TÍTULOS DE LAS LECTURAS CON LA RESPUESTA DEL SALMO Y EL VERSÍCULO DEL ALELUYA
  • BENDICIÓN SOLEMNE