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San Leandro

San Leandro de Sevilla, obispo y padre de la unidad en la Hispania visigodaHoy, 13 de noviembre, la Iglesia en España celebra la memoria litúrgica…

Liturgia y Espiritualidad

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20 Misterios de Cristo

Ciclo de Conferencias en la Parroquia Santa María de la Merced (PP. Mercedarios Descalzos) de Las Rozas sobre los misterios del Santo Rosario.

San Miguel Arcángel

Según un antigua tradición judía, San Miguel dio culto al hombre como imagen de Dios. Y cuando pidió a todos los ángeles que hicieran lo mismo algunos se rebelaron hasta el punto de tener que ser expulsados de la gloria. Envidiosos del hombre lo tentaron.

Lo reprensible de la (re)interpretación de la Iglesia

10 de septiembre de 2023


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Cómo yo

Artículo para el periódico en el Domingo V de Pascua (2025). Ligeramente ampliado del que se publicó en papel.

La Pentecostés

Se presentan las diapositivas y el video de la charla de formación en la Cuaresma 2025 en la parroquia Santa María de la Merced (PP.…

Biblia y Padres de la Iglesia

El programa Catequesis en Familia, conducido por el que les escribe, P. Santiago Martín Cañizares, es un intento de conocer la Biblia desde los escritos…

Fray Luis de León

El oleo de San José de San Andrés Bessette

Foto: catholicsun.org San Andrés Bessette (1845-1937) fue un religioso canadiense de la Congregación de la Santa Cruz que fundó el oratorio de San José. Nació el 9 de agosto de 1945 en la zona de Quebec. Huérfano a los doce años de edad, trabaja en diferentes lugares y oficios hasta que el párroco, viendo su…

Fray Luis de León

Foto: estandarte.com Fray Luis de León nació en Belmonte (Cuenca) el 15 de agosto de 1527. Hijo de Lope Ponce de León, letrado de Corte, y de Inés de Varela. Entre sus ascendientes paternos se encontraban algunos condenados por falsos judeoconversos. Así este estigma familiar le acompañará también a él. Tutelado por un tío suyo,…

El convento de San José de Ávila

Un día como hoy… …en 1562, cuatro religiosas del convento de la Encarnación se trasladan al convento de San José junto a Santa Teresa. Se inaugura así este convento y con él la reforma teresiana. Historia del Convento de San José El convento de San José de Ávila fue el primero de los que fundó…

XX Domingo de Tiempo Ordinario (A)

«A los extranjeros que se han unido al Señor para servirlo los traeré a mi monte santo». Isaías.

«Deseaba las migajas que caían, e inmediatamente, se encontró sentada a la mesa». San Agustín.

Jean-Germain Drouais, Cristo y la mujer cananea, 1783-1784.
Museo del Louvre.
📷meisterdrucke.es

San Esteban, rey de Hungría

Martirologio romano 16 de agosto 1. San Esteban, rey de Hungría, que, regenerado por el bautismo y recibida la corona real de manos del papa Silvestre II, impulsó la propagación de la fe cristiana entre los húngaros, puso en orden la Iglesia en su reino, la dotó de bienes y monasterios, fue justo y pacífico…

Beata Ana de San Bartolomé.

El 7 de junio celebramos a la Beata Ana de San Bartolomé compañera inseparable, discípula privilegiada, secretaria y consejera, amiga y confidente de la Gran Santa Teresa de Jesús. El 1 de octubre de 1549 nace Ana, hija de Hernán García y María Manzanas, sexta de los siete hijos de éste matrimonio (3 chicos y…

San Pablo VI y la educación litúrgica

Cada 29 de mayo, celebramos la memoria de San Pablo VI, Papa. Esta fecha fue elegida por ser la de su ordenación sacerdotal. Giovanni Battista Montini, nació el 26 de septiembre de 1897 de una familia católica muy comprometida en la política y la sociedad en Concesio, Brecia (Italia). Ingresó en el seminario de Brescia…

La Cena del Cordero

A continuación presentamos los temas del ciclo de conferencias ‘Liturgia y Espiritualidad’ que se imparte en el Centro Teológico San Agustín del Real Centro Universitario María Cristina de El Escorial.

Mt 4, 1-11 Comienzo del Ministerio de Jesús II

Texto evangélico Mt 4, 1-11

1Entonces Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. 2Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. 3El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». 4Pero él le contestó: «Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». 5Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo 6y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”». 7Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». 8De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, 9y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». 10Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». 11Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían. 

Otras referencias bíblicas

Ex 17,2-7
2El pueblo se querelló contra Moisés y dijo: «Danos agua que beber». Él les respondió: «¿Por qué os querelláis contra mí?, ¿por qué tentáis al Señor?». 3Pero el pueblo, sediento, murmuró contra Moisés, diciendo: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?». 4Clamó Moisés al Señor y dijo: «¿Qué puedo hacer con este pueblo? Por poco me apedrean». 5Respondió el Señor a Moisés: «Pasa al frente del pueblo y toma contigo algunos de los ancianos de Israel; empuña el bastón con el que golpeaste el Nilo y marcha. 6Yo estaré allí ante ti, junto a la roca de Horeb. Golpea la roca, y saldrá agua para que beba el pueblo». Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. 7Y llamó a aquel lugar Masá y Meribá, a causa de la querella de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: «¿Está el Señor entre nosotros o no?». 

Ez 2,9 – 3,3
9Vi entonces una mano extendida hacia mí, con un documento enrollado. 10Lo desenrolló ante mí: estaba escrito en el anverso y en el reverso; tenía escritas elegías, lamentos y ayes.
1Entonces me dijo: «Hijo de hombre, come lo que tienes ahí; cómete este volumen y vete a hablar a la casa de Israel». 2Abrí la boca y me dio a comer el volumen, 3diciéndome: «Hijo de hombre, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este volumen que te doy». Lo comí y me supo en la boca dulce como la miel.

1 Jn 3,7-10
7Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo. 8Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo. 9Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él, y no puede pecar, porque ha nacido de Dios. 10En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos del Diablo: todo el que no obra la justicia no es de Dios, ni tampoco el que no ama a su hermano.

Mc 2,18-20
18Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?». 19Jesús les contesta: «¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar. 20Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día. 

Textos patrísticos

Máximo de Turín, Sermones
Le responde: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»; es decir, no del pan terreno, no del alimento material, con el que engañaste a Adán, el primer hombre, sino de la palabra de Dios, en la que residen los alimentos de la vida celestial. Ahora bien, la palabra de Dios es Cristo, el Señor, como dice el evangelista: «En el principio era la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios». Por tanto, quien se alimenta de la palabra de Cristo no necesita comida terrena. Tampoco puede desear el pan mundano quien se sacia con el pan del Salvador. En efecto, el Señor tiene su propio pan, es más, el Salvador mismo es el pan, como enseñó a decir: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo». De este mismo pan dice también el profeta: «el pan fortalece el corazón del hombre».

Jerónimo, Comentario al evangelio de Mateo
El Señor respondió así porque su intención era vencer al diablo por la humildad y no por el poder. Observemos igualmente que si el Señor no hubiera comenzado por ayunar, el diablo no hubiera tenido ocasión de tentarlo, según estas palabras: «Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba».

Catecismo de la Iglesia Católica

410 Tras la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo llama (cf. Gn 3,9) y le anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída (cf. Gn 3,15). Este pasaje del Génesis ha sido llamado «Protoevangelio», por ser el primer anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final de un descendiente de ésta.

411 La tradición cristiana ve en este pasaje un anuncio del «nuevo Adán» (cf. 1 Co 15,21-22.45) que, por su «obediencia hasta la muerte en la Cruz» (Flp 2,8) repara con sobreabundancia la desobediencia de Adán (cf. Rm 5,19-20). Por otra parte, numerosos Padres y doctores de la Iglesia ven en la mujer anunciada en el «protoevangelio» la madre de Cristo, María, como «nueva Eva». Ella ha sido la que, la primera y de una manera única, se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo: fue preservada de toda mancha de pecado original (cf. Pío IX: Bula Ineffabilis Deus: DS 2803) y, durante toda su vida terrena, por una gracia especial de Dios, no cometió ninguna clase de pecado (cf. Concilio de Trento: DS 1573).

539 Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha «atado al hombre fuerte» para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre.

540 La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías el Hijo de Dios, en oposición a la que le propone Satanás y a la que los hombres (cf Mt 16, 21-23) le quieren atribuir. Por eso Cristo ha vencido al Tentador en beneficio nuestro: «Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado» (Hb 4, 15). La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.

2119 La acción de tentar a Dios consiste en poner a prueba, de palabra o de obra, su bondad y su omnipotencia. Así es como Satán quería conseguir de Jesús que se arrojara del templo y obligase a Dios, mediante este gesto, a actuar (cf Lc 4, 9). Jesús le opone las palabras de Dios: “No tentaréis al Señor, tu Dios” (Dt 6, 16). El reto que contiene este tentar a Dios lesiona el respeto y la confianza que debemos a nuestro Creador y Señor. Incluye siempre una duda respecto a su amor, su providencia y su poder (cf 1 Co 10, 9; Ex 17, 2-7; Sal 95, 9).

Reflexiones en torno al texto

La tentación en los primeros padres

Jesús y Adán

«No solo de pan vive el hombre»

«No tentarás al Señor tu Dios»

«Sólo a Él darás culto»

Mt 3 Comienzo del Ministerio de Jesús I

Texto evangélico Mt 3

1Por aquellos días, Juan el Bautista se presenta en el desierto de Judea, predicando: 2«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». 3Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo: «Voz del que grita en el desierto: | “Preparad el camino del Señor, | allanad sus senderos”». 4Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. 5Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; 6confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. 7Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: «¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? 8Dad el fruto que pide la conversión. 9Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. 10Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego. 11Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. 12Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga». 13Por entonces viene Jesús desde Galilea al Jordán y se presenta a Juan para que lo bautice. 14Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?». 15Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces Juan se lo permitió. 16Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. 17Y vino una voz de los cielos que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Otras referencias bíblicas

Primera lectura de la Fiesta del Bautismo del Señor A: Is 42, 1-7
1Mirad a mi siervo, | a quien sostengo; | mi elegido, | en quien me complazco. | He puesto mi espíritu sobre él, | manifestará la justicia a las naciones. 2No gritará, no clamará, | no voceará por las calles. 3La caña cascada no la quebrará, | la mecha vacilante no la apagará. | Manifestará la justicia con verdad. 4No vacilará ni se quebrará, | hasta implantar la justicia en el país. | En su ley esperan las islas. 5Esto dice el Señor, Dios, | que crea y despliega los cielos, | consolidó la tierra con su vegetación, | da el respiro al pueblo que la habita | y el aliento a quienes caminan por ella: 6«Yo, el Señor, | te he llamado en mi justicia, | te cogí de la mano, te formé | e hice de ti alianza de un pueblo | y luz de las naciones, 7para que abras los ojos de los ciegos, | saques a los cautivos de la cárcel, | de la prisión a los que habitan en tinieblas. 

Segunda lectura de la Fiesta del Bautismo del Señor A: Hch 10, 34-38
34Pedro tomó la palabra y dijo: «Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, 35sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. 36Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. 37Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. 38Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

Textos patrísticos

Cirilo de Alejandría, Fragmentos sobre el Ev. de Mateo
Los antiguos, antes de Cristo, retenían en el agua a los que bautizaban hasta que confesaran sus propios pecados, pero Cristo, siendo impecable, enseguida salió (del agua), porque ni siquiera fue bautizado como uno que hace penitencia, sino como el que purifica de los pecados y el que santifica las aguas.

Teodoro de Mopsuestia, Fragmentos sobre el Ev. de Mateo
Todo lo que hizo Él por nosotros es simbolizado en su bautismo. Porque igual que murió y resucitó, así también nosotros vamos a hacerlo, y de esta manera, de forma alegórica, pasamos por medio del bautismo de la vida presente a la futura, donde necesariamente nos estableceremos.

Catecismo de la Iglesia Católica

536 El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo doliente. Se deja contar entre los pecadores (cf. Is 53, 12); es ya «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1, 29); anticipa ya el «bautismo» de su muerte sangrienta (cf Mc 10, 38; Lc 12, 50). Viene ya a «cumplir toda justicia» (Mt 3, 15), es decir, se somete enteramente a la voluntad de su Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remisión de nuestros pecados (cf. Mt 26, 39). A esta aceptación responde la voz del Padre que pone toda su complacencia en su Hijo (cf. Lc 3, 22; Is 42, 1). El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a «posarse» sobre él (Jn 1, 32-33; cf. Is 11, 2). De él manará este Espíritu para toda la humanidad. En su bautismo, «se abrieron los cielos» (Mt 3, 16) que el pecado de Adán había cerrado; y las aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación.

1224 Nuestro Señor se sometió voluntariamente al Bautismo de san Juan, destinado a los pecadores, para «cumplir toda justicia» (Mt 3,15). Este gesto de Jesús es una manifestación de su «anonadamiento» (Flp 2,7). El Espíritu que se cernía sobre las aguas de la primera creación desciende entonces sobre Cristo, como preludio de la nueva creación, y el Padre manifiesta a Jesús como su «Hijo amado» (Mt 3,16-17).

1225 En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del Bautismo. En efecto, había hablado ya de su pasión que iba a sufrir en Jerusalén como de un «Bautismo» con que debía ser bautizado (Mc 10,38; cf Lc 12,50). La sangre y el agua que brotaron del costado traspasado de Jesús crucificado (cf. Jn 19,34) son figuras del Bautismo y de la Eucaristía, sacramentos de la vida nueva (cf 1 Jn 5,6-8): desde entonces, es posible «nacer del agua y del Espíritu» para entrar en el Reino de Dios (Jn 3,5).
«Considera dónde eres bautizado, de dónde viene el Bautismo: de la cruz de Cristo, de la muerte de Cristo. Ahí está todo el misterio: Él padeció por ti. En él eres rescatado, en él eres salvado. (San Ambrosio, De sacramentis 2, 2, 6).

1263 Por el Bautismo, todos los pecados son perdonados, el pecado original y todos los pecados personales así como todas las penas del pecado (cf DS 1316). En efecto, en los que han sido regenerados no permanece nada que les impida entrar en el Reino de Dios, ni el pecado de Adán, ni el pecado personal, ni las consecuencias del pecado, la más grave de las cuales es la separación de Dios.

1267 El Bautismo hace de nosotros miembros del Cuerpo de Cristo. «Por tanto […] somos miembros los unos de los otros» (Ef 4,25). El Bautismo incorpora a la Iglesia. De las fuentes bautismales nace el único pueblo de Dios de la Nueva Alianza que trasciende todos los límites naturales o humanos de las naciones, las culturas, las razas y los sexos: «Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo» (1 Co 12,13).

1268 Los bautizados vienen a ser «piedras vivas» para «edificación de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo» (1 P 2,5). Por el Bautismo participan del sacerdocio de Cristo, de su misión profética y real, son «linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz» (1 P 2,9). El Bautismo hace participar en el sacerdocio común de los fieles.

Reflexiones en torno al texto

Bautismo como Epifanía

Bautismo como Kénosis

Sumergidos en la Cruz de Cristo

Cuerpo de Cristo

Bautismo y Dedicación de Iglesias y Altares