O Adonai et Dux domus Israel, qui Moysi in igne flammae rubi apparuistiet ei in Sin legem dedisti: veni ad redimendum nos in bracchio extento
Oh Adonai y caudillo de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en el fuego llameante de una zarza y le diste, en el Sinaí, tu ley: ven y redímenos con tu brazo poderoso
Canto de la antífona
Retiro con las antífonas mayores del Adviento
Antífonas mayores del Adviento
Entre el 17 y el 23 de diciembre las antífonas que acompañan el Magnificar de Vísperas tienen una simbología y teología especiales.
Casualmente el día en que en la devoción popular pervive el culto a la Virgen el 18 de diciembre, con la advocación de la Virgen de la O o Virgen de la esperanza, en la antífona podemos descubrir un cuño mariano particular.
La antífona usa ‘Adonai’, la forma de referirse a Dios en el antiguo testamento para no tener que usar su nombre. Seguidamente le da el título de caudillo o guía del pueblo de Israel y la mención de Moisés, el guía por antonomasia en el antiguo testamento. Autores antiguos interpretaron las teofanías o manifestaciones de Dios en el antiguo testamento como manifestaciones de Jesús, la sabiduría de Dios que se manifiesta como la zarza ardiente o esa cuarta figura que danzaba con los tres jóvenes en el horno.
Precisamente una de las dos referencias marianas proviene de la referencia a la zarza que arde. Tal como dice la antífona, Jesús se apareció ‘en el fuego llameante de una zarza’, en la Palabra, la Sabiduría y el mandato que le fue dado a Moisés. Si esto es así, podemos ver en la zarza que arde sin consumirse a María que da a luz a Cristo sin consumir su virginidad. Esta interpretación ha llegado hasta nosotros en la tercera antífona de las vísperas de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios (1 de enero, octava de Navidad):
En la zarza que Moisés vio arder sin consumirse, reconocemos tu virginidad admirablemente conservada; Madre de Dios, intercede por nosotros.
Teniendo esta referencia leemos el ‘brazo poderoso’ de Dios desde el cántico de acción de gracias de María, el Magníficat, cántico al que acompaña la antífona: Él hace proezas con su brazo. ¿Qué proezas pedimos al Señor que haga?
- Dispersa a los soberbios de corazón.
- Derriba del trono a los poderosos.
- Enaltece a los humildes.
- A los hambrientos los colma de bienes.
- A los ricos los despide vacíos.
- Auxilia a su pueblo.
La Virgen interceda por nuestro Adonai para que nos guíe con las proezas de su brazo.