‘Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero’: Primer domingo de adviento en rito hispano-mozárabe (Año I)

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Reflexión sobre las lecturas

1. Partiendo de la primera lectura podemos encontrar la idea de la encarnación en el anuncio del rebrote del tronco de Jesé, del florecimiento de un vástago. El anuncio de un periodo de paz donde hasta el lobo habita con el cordero y el leopardo se tumbará con el cabrito. Está marcado también por la referencia al recién nacido: la profecía de que el niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente: Cristo que viene habitar entre los que han caído tentados por la serpiente, por los espíritus del mal. No hay que olvidar que este texto de Isaías termina con otra profecía, ahora ya no encarnatoria sino pascual: «Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada». La enseña de los pueblos, el estandarte de la cruz con la victoria de la resurrección en su proyección universal de llegar a todos los pueblos, entronca con la idea de la segunda lectura.

2. San Pablo se abre a los gentiles siendo para ellos ministro de Cristo Jesús. En este fragmento de la carta los romanos San Pablo menciona su interés de llegar a España para llevar el evangelio a los que no tienen noticias de él. España en aquel momento constituye el final del mundo conocido; aquí está el lugar llamado Finisterre: el final de la tierra. Por tanto, San Pablo se adentra en Europa llevando el evangelio a todas las naciones hasta los confines de la tierra.

3. Este es precisamente el origen de la predicación de Juan Bautista. La palabra de Dios viene sobre Juan en el desierto para hacer realidad lo que dice el oráculo del profeta Isaías: «toda carne verá la salvación de Dios». Las contestaciones que Juan de aquellos que le preguntan sobre lo que hay que hacer para salvarse son idénticas a la predicación de Jesús. En este sentido Juan es verdaderamente el precursor porque hasta el pueblo que estaba expectante pensaba que esas palabras y su autoridad podrían derivarse de ser el Mesías.

4. La profecía de Isaías de la enseña de los pueblos se cumple en la cruz de Cristo, que ha sido sacrificado por sus obras y palabras. Obras, palabras y sacrificio que ya Juan anticipa y San Pablo prolonga con su ministerio a los gentiles hasta su martirio.

Referencias sobre las oraciones

5. «Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz». Esta es la primera frase con la que nos encontramos al inicio de la celebración: el canto de entrada. La paz está descrita en la primera lectura, en la profecía de Isaías, como la armonía y la naturaleza y los animales. Y el mensajero puede ser identificado con esas tres personas centrales de las lecturas: Cristo como príncipe de la paz, Juan el precursor de quién es nuestra paz y, por último, San Pablo que como dice un versículo del canto de entrada «el Señor prestará su palabra a los evangelizadores con gran fortaleza». Los evangelizadores son los mensajeros que proclaman la paz.

6. No pierde el adviento hispano-mozárabe ni una pizca de la alegría Pascual del domingo. Tras el canto del gloria, la oración que prosigue es idéntica todos los domingos, y nos recuerda que caminamos hacia las fiestas de la Navidad: «quisiste anunciar por coro San Jericó la venida de tu hijo, Jesucristo Nuestro Señor»; a la vez que nos sitúa en la pascua semanal: «concédenos, en esta celebración de la resurrección del Señor…». Pero para este domingo, en el que se acaba de mencionar la paz que se proclama, es importante anotar que se pide el incremento de la paz que ha sido devuelta a los pueblos por el Señor. La paz es la armonía y la comunión del cosmos, que ha sido rota por el pecado. El padre la restaura para todos los pueblos en Cristo Jesús. A continuación de esta oración viene la primera lectura, de la profecía de Isaías, en la que como hemos visto, se describen los acontecimientos de la armonía y la paz entre las criaturas.

7. Volviendo a la lectura de San Pablo y a la referencia que hemos hecho al canto de entrada en el que nos encontramos que los evangelizadores son los mensajeros de la Paz, el canto de Laudes es una petición de auxilio para llevar a cabo la misión que se nos encomienda: «Envíanos, señor, tu auxilio desde el Santuario, y tu apoyo desde Sion».

8. El canto de ofertorio tomado del profeta Isaías muestra al señor reinando en Jerusalén Como heredero del palacio de David. Esta referencia se refiere directamente con la primera lectura en esa mención del tronco de Jesé, padre del Rey David.

9. La actitud vigilante y el deseo de la venida del señor que en la monición sacerdotal quien preside pide a los fieles, se encuentra también en las dos oraciones siguientes: Alia y Post Nómina. Esta última concluye con una petición curiosa a la par que bella: «Apúntanos ya en el censo eterno para que no quedemos confundidos en el futuro cuando vengas a juzgar al mundo». Necesitamos una certeza de que cuando el Señor venga juzgar al mundo nosotros podamos acceder a la Jerusalén del cielo, porque ya hemos sido censados en ella por Cristo.

10. Si las anteriores Oraciones hacían referencia a la segunda venida de Cristo, la oración Ad Pacem e la Illatio tienen como discurso la primera venida en dos referencias: primera mente a la Encarnación en el seno de la virgen María, y en segundo lugar a la referencia de la predicación y el bautismo de Juan para que «por el reino de Dios cuya buena noticia anunciaba este hombre nuevo, el mundo pudiera conseguir la plena y inefable gracia de la divina Trinidad» (Ad Pacem).

11. La Illatio además hace una catequesis sacramental sobre las dos partes del sacramento, la visible y la invisible: «Cristo, pues, fue bautizado por aquél con un elemento visible y el Espíritu invisible». No podemos olvidar que a pesar de que el adviento hispano-mozárabe no tiene un carácter catecumenal como sí lo tiene la cuaresma el Concilio de Gerona (517) establece como fecha para los bautismos la Navidad 1. Esto ayudaría a entender este alusión y la de la Illatio de la Navidad: «dio el esposo a su esposa, es decir, Cristo a su Iglesia, como presente, las aguas vivas en que se bañara una vez con el fin de agradarle. Le dio el óleo de la alegría con que ungirse a modo de bálsamo oloroso crismal. La llamó a su mesa, la sació con flor de harina y la embriagó con suave vino. Le impuso la diadema de la justicia y le regaló el vestido enriquecido con variedad de virtudes».

12. Tanto la oración Post Sanctus como la introducción el Padre Nuestro hacen una doble referencia: comienzan haciendo referencia a la encarnación para pasar a la segunda venida.

13. La bendición es una bella redacción de temática escatológica: «Que os ilumine con el resplandor de su venida…»; «Y tengáis siempre como protector al mismo Señor, a quien el Padre omnipotente exaltó vencedor de la tribu de Judá». El vencedor de la tribu de Judá hace referencia al libro del Apocalipsis: «Pero uno de los ancianos me dijo: «Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el retoño de David, y es capaz de abrir el libro y sus siete sellos»» (Ap 5, 5).


1 Felix María Arocena, Cánones litúrgicos de los concilios hispano-visigóticos, Cuadernos Phase 237 (Barcelona 2017), 95.

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