El precursor del Señor, precursor de mártires y vírgenes.

Toda ciudad con historia tiene una parroquia, capilla, retablo, dedicado al santo precursor del Señor. Pero no todas las parroquias que están dedicadas a San Juan Bautista celebran hoy su titularidad: unas están referidas a su natividad (24 de junio) y otras a su martirio (29 de agosto). Sea como fuere San Juan Bautista como precursor del Señor tiene una gran importancia también en la liturgia.

Iconostasio Ruso. En el tercer piso se aprecia a Cristo en Majestad y la Virgen y San Juan Bautista flanqueándolo. En el resto de ese piso y los superiores los apóstoles y otros santos.

La imagen de San Juan Bautista, junto con la de la Virgen, flanquean al pantócrator de un tipo de representación artística cristiana que se ha llamado Deésis. Esta representación la encontramos en iconos, iconostasios, mosaicos y pinturas del cristianismo antiguo, sobre todo en los iconos de oriente: a Cristo, juez venidero, la Virgen y San Juan Bautista oran para interceder por los hombres. A estas imágenes de la Virgen y San Juan se unen frecuentemente otras de ángeles y santos creando un mosaico de iconos verdaderamente bello: oran intercediendo ante el Señor por vivos y muertos. Eso mismo es lo que nosotros, Iglesia peregrina, hacemos en la misa unidos a los ángeles y a los santos cuando celebramos la eucaristía: Acuérdate de la Iglesia, extendida por toda la tierra… Acuérdate de nuestros hermanos difuntos.

Este conglomerado de oraciones de la comunión de las tres Iglesias (iglesia triunfante del cielo, iglesia peregrina de la tierra e iglesia en la purificación del purgatorio) se expresa en el rito romano en el canon o plegaria eucarística I, la única existente en el rito antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. Podríamos decir que esta plegaria contiene una ‘Deésis literaria’: en el centro de la plegaria la consagración y la presencia de Cristo; antes y después dos listas de santos encabezadas por la Virgen y San Juan respectivamente; el resto de la plegaria es un mosaico de peticiones y restos de plegarias que se interpolaban dentro del canon. Fijándonos solo en las peticiones por vivos y difuntos, las listas de los santos y la presencia de Cristo en la consagración podríamos ver la Deésis del canon:

En una lectura actual que pueda enriquecer nuestra contemplación orante de las Deésis tanto pictóricas como literaria ofrecemos tres notas:

  1. El número simbólico de los nombres. Sabemos que existen algunos números simbólicos en las escrituras y en la espiritualidad entre los que destacan el número doce, el siete o el cuarenta. Estos tres números están insertos en la explicación de las dos listas de santos. Excluyendo a San José que fue insertado en el canon por el Papa Juan XXIII, el número total de santos es de cuarenta. Esto nos pone en una estrecha relación con algunos episodios bíblicos: el diluvio que dio origen a una nueva creación, los días que pasó Moisés en el Horeb en presencia de Dios, los años que caminó el pueblo por el desierto, los días de caminó Elías hasta el Horeb o el tiempo que Jonás permaneció dentro del cetáceo. Este número cuarenta de compone de dos series de doce nombres (número de las tribus y los apóstoles) y otras dos de siete (número de los días de la creación) ambas encabezadas por un santo: la Virgen y San Juan respectivamente.
  2. El listado de la Virgen. Dos de los cinco prefacios de la Virgen presentes en el misal romano hacen alusión a su espera orante junto a los apóstoles: admirablemente unida al misterio de la redención, perseveró con los apóstoles en la plegaria, mientras esperaban al Espíritu Santo (Prefacio IV). Más aún, esta espera orante la hace modelo de la Iglesia suplicante: Ella, esperando con los apóstoles la venida del Espíritu, al unir sus oraciones a las de los discípulos, se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante (Plegaria III). Continúa este último prefacio con la alusión a su acompañamiento y protección de la Iglesia peregrina después de su asunción a los cielos: Desde su asunción a los cielos, acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina y protege sus pasos hacia la patria celeste, hasta la venida gloriosa del Señor. La lista de los santo que encabeza la Virgen son precisamente el colegio apostólico y doce sucesores, pastores, cabezas visibles de la iglesia peregrina por la que ella ora y con la que ella ora: veneramos la memoria, ante todo, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor; (la de su esposo, san José); la de los santos apóstoles y mártires Pedro y Pablo, Andrés, Santiago y Juan, Tomás, Santiago y Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo; Lino, Cleto, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián.
  3. El listado de San Juan. Siguiendo con los prefacios, el de San Juan Bautista nos ofrece una pista de los santos de la lista que encabeza: mostró al Cordero de la redención… y mereció darle el supremo testimonio derramando su sangre. El Cordero que quita el pecado y que invita a la cena (o mejor dicho el banquete de bodas) fue mostrado por San Juan hasta el derramamiento de su sangre. Como él, muchos otros después han dado su vida por mostrar la fe. La pureza del bautismo que predicó solo es comparable con la pureza de la virginidad que predicó con su ejemplo ascético. La lista de los santos que encabeza San Juan Bautista se compone por siete santos mártires y siete santas vírgenes y mártires: Juan el Bautista, Esteban, Matías y Bernabé, Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Águeda, Lucía, Inés, Cecilia y Anastasia.

Igual que cuando en oriente sienten con el iconostasio que hacen presentes los santos en la oración, nosotros tengamos en cuenta que todos los santos están orando con nosotros al Señor de la gloria: que interceden por nosotros Santa María con los Apóstoles y pastores, y San Juan Bautista con los mártires y las vírgenes. Por ello podemos llamar a María, reina de los Apóstoles y los pastores; por ello podríamos considerar a San Juan, no solo precursor del Señor, sino también profeta del martirio y la virginidad.


Dejamos algunas imágenes. Como se puede ver predominan los iconos y mosaicos, pero podemos ver un detalle del gran cuadro de El entierro del Conde de Orgaz de El Greco, en el que apreciamos a Cristo en la gloria y en un nivel inferior rodeados de los apóstoles y los santos, observamos a la Virgen y a San Juan suplicante por el alma que está llegando. No olvidemos que ‘El Greco’ es el sobrenombre de este pintor por su procedencia griega, y que hasta que se traslado a Italia a sus 26 años fue un prolífico pintor de iconos en Creta.

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