El monasterio de San Isidro de Dueñas cuenta con una curiosa historia en torno a su nombre. Isidro e Isidoro forman provienen de la misma raíz latina. Un motivo más que suficiente para poder confundir ambos santos máxime si celebramos sus fiestas con un día de diferencia: San Isidoro de Quíos el 14 de Mayo y San Isidro, labrador, el 15 de mayo. Motivo por el cual puede llevar a equivoco al visitante de la Abadía Cisterciense sita cerca de Dueñas (Palencia). El nombre de San Isidro hace referencia a San Isidoro de Quíos y no al labrador madrileño tan celebrado en los pueblos de Castilla. Dejamos las antiguas lecturas de los maitines del titular del monasterio que narra su historia.

Lecturas de maitines del oficio de san Isidoro.
Primera lectura. El hecho de que el emperador Decio persiguiera a los cristianos fue debido sobre todo a que diera muerte con sus engaños al emperador Filipo y a su hijo Filipo. Filipo padre, fue el primer emperador cristiano entre los romanos. En odio a ellos Decio dio muerte a una innumerable multitud de cristianos en medio de gravísimos tormentos.
Segunda lectura. Este, pues, mandó, a este fin, al pretor numeriano a la isla de Quíos que está entre Lesbos y Samos. Se encontraba en su asamblea Isidoro nacido en Alejandría de Egipto, aunque no se presentaba como cristiano.
Tercera lectura. habiendo llegado a Quíos, se hospedó, junto con su compañero Amelio, en casa de una cierta Afra que llevaba un prostíbulo con la compañía de tres jóvenes. Con el fin de alejar de tan torpe negocio a Afra y sus jóvenes, trataba de ganarlas para Cristo.
Cuarta lectura. Cierta noche, mientras Isidoro predicaba a Afra y a sus jóvenes, se apagó la lámpara; en esto, apagada la luz, apareció una luz divina que iluminó con maravilloso resplandor toda la casa.
Quinta lectura. ante semejante prodigio, quedaron maravilladas, hasta el punto que Afra y las jóvenes, convertidas a la fe de Cristo, fueron bautizadas por el sacerdote Filoronio. El diablo, por su parte, protestaba a gritos que le habían sido arrebatadas aquellas mujeres que le pertenecían. Como respuesta, Isidoro le mandó que matara al dragón que, dueño del pozo, dañaba a muchos.
Sexta lectura. El Pretor numeriano habiendo descubierto que Isidoro predicaba la gloria de Cristo, mando tenderle como a un tambor y azotado cruelmente con nervios de toro; y echado, después, en un horno encendido. al no sufrir ningún daño, numeriano, finalmente, mandó que fuera decapitado. Esto ocurrió el año doscientos tres, el quince de mayo.
Séptima lectura. habiendo sido echado su cuerpo en un pozo, fue sacado por Amelio quien le dio sepultura. El agua de este pozo cura a quienes padecen graves enfermedades. El cuerpo de Isidoro, pasados unos años, fue llevado a Venecia.
Octava lectura. El Emperador Decio, del que antes hemos hablado, mientras luchaba contra los Godos, en Abricio, de Tracia, pereció con su hijo y todo su ejército, Su cuerpo, sumergido en el barro de las lagunas, jamás apareció.
Evangelio fuera de Pascua: «nisi granum frumenti…», en el común de un mártir., fol. cxiiij. En tiempo pascual: «Ego sum vitis vera”, fol. cxlvj.
(Traducción: P. Luis tarracó, ocso.)
Breviario monástico. Archivo abadía de Silos, Breviarium Monasticum secundum Consuetudinem Monachorum ordinis Beatissimi Patris nostri Benedicti Congregationis S. Benedicti Vallisoletani. Salamanca, 1568, fols. 244-244v.
Publicado en LOPEZ SERRA, J., «San Isidoro de Quíos, mártir. Titular del monasterio de San Isidro de Dueñas», PITTM, 80, Palencia, 2009, pp. 405-453.
PD: Saludos al Hno. Pablo de María Colmenar Vázquez.