San Celestino V y el Santo Padre Benedicto XVI

SAN PEDRO CELESTINO V

La Iglesia celebra el 19 de mayo la memoria del Santo Papa Celestino V. Fue monje benedictino en Benevento de donde sale para ser Papa en un muy difícil situación de la sede de Roma: tras la muerte del Papa Nicolás IV el 4 de abril de 1292 se abre la sede vacante que dura dos años y tres meses por las desavenencias de las familias Colonna y Orsini.

Es coronado en la ciudad de L’Aquila y fija su sede en Nápoles. Crea doce Cardenales de los cuales ninguno es romano. Las reformas le trajeron muchos enemigos en la Curia Romana y termina por renunciar a la sede petrina el 13 de diciembre de 1294. Se retira a la vida eremítica.

Su sucesor, Bonifacio VIII, al trasladar la sede a Roma quiere llevarse consigo a Celestino por miedo a que los napolitanos se levanten contra el. En el camino a Roma, Celestino intenta huir, es apresado y encarcelado en el castillo de Fumone donde diez meses después fallece, el 19 de mayo de 1296. es canonizado por Clemente V a petición del rey Felipe IV el Hermoso el 5 de mayo de 1313.

BENEDICTO XVI

Fruto de la renuncia de Celestino V, en el s. XIV, se abre en la iglesia un debate teológico sobre las posibles renuncias de los papas. Después de Celestino V y excluyendo a Gregorio XII que es obligado a renunciar para terminar con el cisma de occidente, tan solo Benedicto XVI ha renunciado a la sede de Roma.

En 2009 el terremoto de L’Aquila sepulta los restos de Celestino V entre los escombros de la basílica donde permanecían desde febrero de 1317. Basílica donde fue coronado. Los bomberos recuperan sus reliquias que son reconocidas por Benedicto XVI en su viaje a la ciudad. Sobre ellas coloca el palio que le fue impuesto en la ceremonia de inicio de su pontificado. Un año más tarde se convoca el jubileo por los ochocientos años del nacimiento de San Celestino V (San Pedro Celestino como también se le conoce). En aquella ocasión el Papa cuyo lema es ‘cooperadores de la verdad’ habla de Pedro Celestino diciendo como se puede renunciar a las dignidades sabiendo que la mayor de todas es permanecer en la verdad: «San Celestino V supo actuar según su conciencia en obediencia a Dios, y por ello sin miedo y con gran valentía, también en los momentos difíciles, como aquellos ligados a su breve pontificado, no temiendo perder la propia dignidad, sino sabiendo que esta consiste en estar en la verdad «. En gran medida estas palabras se podrían aplicar al mismo que las escribió y que protagonizó un acto de humildad y obediencia a Dios en su conciencia renunciando libremente al ministerio petrino.


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