La fe en la eucaristía
1. También esta enseñanza del bienaventurado Pablo es suficiente para daros la plena certeza sobre los divinos misterios, de los que seos ha considerado dignos, viniendo a ser concorpóreos y consanguíneos de Cristo. Él proclamaba hace un momento: Porque en la noche en que era entregado nuestros Señor Jesucristo, tomó pan, y dando gracias, lo partió y dio a sus discípulos, diciendo: Tomad, comed esto es mi cuerpo. Y tomó el cáliz, dio gracias, y dijo: Tomad, bebed, esta es mi sangre. Si Él declara y dice sobre el pan: Esto es mi cuerpo, ¿quién se atreverá ya a dudar? Y si Él afirma y dice: Esta es mi sangre, ¿quién dudará jamás, sosteniendo que no es su sangre?
San Cirilo de Jerusalén, Catequesis 22, 1.
San Cirilo parte del relato de la institución que San Pablo recoge como tradición recibida y transmitida para hacer esas preguntas retóricas: «¿Quién se atreverá ya a dudar?». La pregunta quiere hacer pensar al creyente en Cristo que duda sobre la eucaristía. Si crees en Él, crees en su palabra y esto tiene que llevarte a reconocerle en el pan y el vino.
Es la misma dinámica que en la misa: primero escuchamos su palabra y luego lo reconocemos en el pan y vino que ofrecemos, en su cuerpo que se parte para la comunión y en quien parte el pan recordando el pasaje de Emaús.
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