Periferia, pobreza y amor al templo

Domingo 29 de diciembre de 2024
Solemnidad de la Sagrada Familia (C)

La pobreza de un comedero de animales contrasta con nuestros belenes. La suciedad de una cuadra animales, donde un buey y una mula hacen su vida, es contraria a la limpieza de nuestros misterios de Navidad. La sencillez de una cueva de animales es antónima al abigarramiento de las representaciones barrocas del nacimiento del Señor. Y podríamos preguntarnos por qué.

Cuando termine este tiempo de Navidad con la Solemnidad del Bautismo del Señor (este año litúrgico el domingo 12 de enero) comenzaremos a escuchar los domingos la vida cotidiana de Jesús que en multitud de ocasiones nos muestra algunas contradicciones. Un hombre nacido en un pesebre de Belén, emigrante en Egipto y criado en Nazaret, una pequeña aldea, se convierte en un Maestro. Sería lo que hoy gustamos en llamar un hombre de periferias. Nos lo imaginamos con un estilo un tanto hippie predicando y haciendo milagros en las plazas y caminos, dirigiendose a la gente sencilla del pueblo, acogiendo a ‘todos, todos, todos’ y perdonando sin condiciones los pecados de los hombres. Sin embargo, si no nos conformáramos con una lectura simplista y teñida de populismos del evangelio nos damos cuenta de que ‘no es oro todo lo que reluce’ o mejor dicho no todo lo que reluce en estas interpretaciones es la Verdad del evangelio.

La visita de Cristo al templo acompañado de sus padres y de su familia a sus doce años, revela la piedad que José y María infundieron en Jesús lejos de interpretaciones que alejan a Jesús absolutamente del culto judío. El hallazgo del niño perdido en el templo nos muestra que Jesús no sólo sirige su enseñanza a un pueblo sencillo (casi analfabeto) sino a los doctores y sabios del templo. Su respuesta a sus padres (“¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”) denota su vinculación afectiva al templo, que llegará a purificar echando a los mercaderes. Cristo se revela como un hombre (también) del templo, del culto y, como podríamos decir hoy, de la enseñanza dogmática. Tampoco deberíamos ser tentados a decir que el Jesús adolescente madura abandonando el templo en favor de las calles, plazas y caminos, porque hasta en los últimos días de su vida predica en el templo. Recordemos su entrada triunfal en Jerusalén y cómo se queda predicando en el templo (Lc 19, 45-48).

Este es solo un ejemplo que quiero regalarle a usted, querido lector, como presente navideño para invitarle a hacer una lectura más atenta y profunda del evangelio en el año que viene, año jubilar ordinario y ocasión para conocer que toda esa pobreza de Jesús, no es tan simplista como parece.

P. Santiago Martín Cañizares

“¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?” (Lc 2, 49 ).


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