Imagen: San Miguel (latribunadetoledo.es)
Según un antigua tradición judía, San Miguel dio culto al hombre como imagen de Dios. Y cuando pidió a todos los ángeles que hicieran lo mismo algunos se rebelaron hasta el punto de tener que ser expulsados de la gloria. Envidiosos del hombre lo tentaron.
Miguel salió y pidió a todos los ángeles diciendo: Hagamos culto a la imagen de Dios como el Señor Dios mandó. Y el propio Miguel adoró en primer lugar; entonces él me llamó y me dijo:
– Haz culto de la imagen de Dios, el Señor.
Y le respondí:
-No tengo ninguna necesidad de darle culto a Adán.
Y ya que Miguel me instaba a practicar el culto, le dije:
– ¿Por qué tú me estorbas a mí? No voy a dar un culto a alguien inferior y más joven que yo. Soy más grande y de mayor nivel en la creación, antes de que lo hicieran yo ya existía. Es su deber adorarme a mí.
Cuando los ángeles, que estaban bajo mi mando, oyeron esto, también se negaron a adorarle. Y el Señor Dios se enojó conmigo y me desterró, a mí y a mi ángeles, de la gloria que teníamos, y por tu culpa fuimos expulsados de nuestro lugar y nos arrojaron sobre la tierra. Y el dolor, por la perdida de tan grande gloria, se nos agraba cuando te vimos con tanta alegría y lujo. Y con engaño me acerqué a tu esposa la que causó el problema de que seas expulsado a través de ella y pierdas tu alegría y tu lujo, como yo he sido expulsado de mi gloria.
Vida latina de Adán y Eva
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